1° de mayo, Día Internacional de las y los Trabajadores

Desde la organización de la primera manifestación internacional en 1890 por el reclamo de la jornada laboral de ocho horas, cada 1º de mayo en todo el mundo se resignifican las demandas y esperanzas de justicia de las y los trabajadores. Saludamos hoy, especialmente, a quienes siguen luchando por defender los derechos conquistados.

El 1º de mayo, Día Internacional de las y los Trabajadores, recuerda a los Mártires de Chicago: George Engel, Adolph Fischer, Samuel Fielden, Albert Parsons, Luis Lingg, Michael Schwab, August Spies y Oscar Neebe, sindicalistas anarquistas y socialistas revolucionarios, condenados en 1886 en un juicio que fue considerado ilegítimo al no probar su culpabilidad y que buscó condenar su pensamiento más que sus actos, en un vano intento de contener el avance de las reivindicaciones obreras.

Chicago, Illinois, uno de los principales distritos industriales de Estados Unidos, era por entonces epicentro de las luchas obreras, en tiempos en que las jornadas laborales eran ilimitadas y extenuantes para hombres, mujeres y niños, quienes llegaban a trabajar hasta 16 horas diarias.  El movimiento obrero norteamericano había lanzado el 1° de mayo la huelga general para instaurar los tres ochos: ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso y ocho horas de ocio e instrucción. Durante los días siguientes, las manifestaciones organizadas en Chicago fueron fuertemente reprimidas, siendo asesinados varios trabajadores. La indignación obrera se expresó en otra convocatoria masiva en la Plaza de Haymarket, el 4 de mayo, cuando una bomba casera y anónima estalló contra las fuerzas policiales y terminó con la vida de un efectivo, motivando una represalia que dejó  decenas de muertos y centenares de heridos entre las y los trabajadores. Como consecuencia, en un proceso judicial fraudulento, cinco militantes anarquistas fueron condenados a muerte y tres a prisión por un hecho que no habían cometido, como reconoció en 1893 el gobernador de Illinois al liberar a los sobrevivientes.

Todos fueron condenados; dos de ellos a cadena perpetua, uno a 15 años de trabajos forzados y cinco a la muerte en la horca. Pero aún en esos duros momentos, los condenados creían próximo un tiempo en que la explotación dejaría paso “a una sociedad libre, a la asociación voluntaria o hermandad universal”, palabras que dijera August Spies ante el tribunal. 

En 1889, la II Internacional de Trabajadores instauró el Día Internacional del Trabajador, en homenaje a los caídos en Chicago y a la lucha del movimiento obrero. En 1890 se llevaría a cabo la primera huelga internacional en demanda de la jornada de 8 horas. El movimiento no se detuvo. En las pancartas de las primeras grandes movilizaciones obreras en Argentina se leía: “8 horas de trabajo, 8 horas de instrucción, 8 horas de descanso”. Hacia finales del siglo “la cuestión social” se instaló en la agenda de los estados, pero eso no ocurrió sino tras largas luchas. Recién en los primeros años del siglo XX comenzó a extenderse en el mundo la legislación protectora del trabajo.

La historia del 1° de mayo renueva sus sentidos en cada presente. En un contexto en el que son fuertemente cuestionados los derechos laborales y la organización sindical, la historia obrera resignifica la lucha permanente por la justicia y por una vida libre de opresión y explotación.